Algún día, todo volverá.
A veces, por no decir siempre, el sonido sin amplificación eléctrica, sin sofisticaciones, natural, auténtico, que sale de dentro, que brota de la misma vida, es lo que llega más al alma. Volver... Algún día todo volverá, y ¡cómo acompaña el vino! el buen vino. ¡Que idea tan esencial la de Jesús al poner el vino en la eucaristía, en la cena, en el encuentro de los que se quieren! Si no hubiera puesto al vino tan arriba, algunos hasta dirían que es pecado beberlo. Yo creo que aquí manifestó sentido del humor, apuesta por la alegría, el mensaje oculto o indirecto de no tomarnos las cosas obsesivamente, de saber desconectar y disfrutar de la sencillez (que es a la vez grandeza) de la vida.