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Mostrando las entradas etiquetadas como El Barullo en la herida

Tu me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido.

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No me mueve mi Dios para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el infierno, tan temido, para dejar por eso de ofenderte. Tu me mueves, Señor, muéveme el verte, clavado en una cruz y escarnecido. Muévenme ver tu cuerpo tan herido, muévenme tus afrentas y tu muerte. Muéveme al fin tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo, yo te amara; y aunque no hubiera infierno te temiera. No me tienes que dar porque te quiera, porque aunque lo que espero no esperara, lo mismo que te quiero te quisiera.

Los, los leones... No, no, nos van a comer!

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Roma. Finales de marzo o principios de abril de 1986. Decenas de adolescentes rebosantes de hormonas entran en las profundidades de las catacumbas. El techo es bajo; las paredes del túnel dejan un pasadizo estrecho. En las mismas paredes, orificios a modo de nichos sin lápida dejan ver huesos, calaveras, polvo humano descompuesto. Una luz tenue, macabra y sugerente nos sumerge en un ambiente de película de Semana Santa. Los buenos chavales, como yo, se emocionan pensando en los primeros cristianos: sus cánticos, su fe, su lucha, su miedo. De repente, uno de los que nos dirigían —el más macarra, delgaducho y con un bigotillo bien cuidado— empieza a cantar como un poseso con la melodía de un tradicional desfile norteamericano: Los los leones... No no nos van a comer... Los los leones... No no nos van a comer... A su voz socarrona se unen las voces de los hormonados que le seguíamos, los cuales nos esforzábamos por no romper a reír. El macarra era Suso Mendive, y uno de los hormona...

Prisciliano de Compostela

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  Cuando se muere un ser humano, la vida sigue. Los que se reunieron a su alrededor se dispersan, cada cual sigue su rumbo, y el que ha partido se convierte en el recuerdo de un tiempo que se compartió. Pero los que lo han tratado no se quedan igual. Todos somos faros para todos. Todos nos influímos; aun cuando nuestra relación transcurra a traves de las letras. Las palabras y las frases se convierten en instrumentos que trasladan nuestra identidad hacia el ser de los demás y viceversa; y al final, los demás no son sólo lo que son y lo que han sido, sinó lo que nosotros hemos imaginado de ellos. El Sol vuelve a salir con la misma fuerza de siempre. La Tierra sigue dando vueltas. Nuestro cuerpo se va gastando, cada día más cansado. En nuestro interior pervive el joven que un día fuímos y que ya no se refleja en el espejo. Somos mejores; hemos aprendido a fuerza de desventuras y esperanzas inquebrantables. Hemos crecido en el arte extraño de la humildad. Ya no haríamos todo lo que h...

Sus canciones

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Me apetece escuchar su voz y sus canciones.  A mi me parecen muy buenas; cuestión de gustos. Si me acompañas, haz click: CANCIONES DE SUSO

Las manos vacías

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No hace mucho, Suso escribía esta enigmática entrada: Hay momentos que veo las sobras de  mi vida en bolsas de mis desperdicios.  ¡Extraña sensación esa de ver restos de cosas tuyas envueltas y anudadas de cualquier manera! Tras el cristal, la noche. Bufa el viento. Qué tristeza: un pordiosero hurga revolviendo esa porquería donde hay retazos de ilusiones, fotos recortadas de buenas personas, de momentos maravillosos y efímeros y de historias que fueron mías. En esa bolsa está la parte que te tocaba a ti de aquel nosotros. Y ese viejo remena toda esa mierda como quien espera encontrar un tesoro... ¡ Si él supiera!: allí faltas tú, mi media vida. Yo lo noto: estoy confuso, en el desvarío, deshilachado y roto por las hechuras. ¿De verdad se puede hallar un tesoro en esa inmundicia de uno? Parece que El sí. Me sorprendió el tono, a medio camino entre la poesía y la prosa reflexiva y melancólica. Eran quizá las sensaciones de una persona que sabía que se moría y que se co...

El Barullo

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  Los hombres y mujeres de manos fuertes, hechos al trabajo duro, sencillos, claros, directos, sinceros, quizá con la vida algo rota, vencidos, pero con la esperanza intacta, con dudas, con miedo, con angustia a veces, luchando por la vida, amando con el corazón en la mano, capaces de mandarte al carajo, pidiendo disculpas después, rezando frases sencillas, sencillos, simples, enamorados de Dios, o de alguna forma de esperanza... Esta canción me los recuerda, y me recuerda a Suso. Venid, venid barullanos... Os espero aquí. Esto será como una balsa en medio de un mar inmenso donde andan a la deriva los lectores de un blog que se ha detenido. Si buscais en google, nos reencontraremos aquí. Voy a escribir el nombre del blog que se ha callado, y el de Suso, para que el buscador de google os traiga hasta aquí. EL BARULLO EL BARULLO EN LA HERIDA SUSO MENDIVE

Lo que aprendí, lo que descubrí, lo que lloré, lo que escuché, lo que soñé.

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(De ese lugar, espacio, realidad ambigua donde todos los barullanos coincidimos un día, saqué grandes cosas. No todo fue malo. No todo estuvo equivocado. En todo, está Dios. Todo es un regalo.)  Aprendí a esperar en Dios sin límite. Aprendí que la vida es alegría. Aprendí que la palabra puede más que la violencia física, pero que a veces la palabra también puede ser violencia. Aprendí que la vida es un camino, pero que en ese camino estamos solos aunque no lo parezca. Aprendí que Dios no  habla únicamente a traves de los directores, y que a veces, lo que nos dice, no es lo mismo que nos dicen ellos. Aprendí que la verdadera religión está por encima de todas las religiones, y que nadie la profesa; y que sus misterios se encuentran protegidos por la inocencia de los niños, la belleza de la naturaleza, y la sonrisa de Dios en nuestros hijos. Descubrí que Dios existe, pero que nadie me lo explicará bien. Descubrí las palabras divinas en los renglones torcidos; la providencia de D...

Tú que puedes, vuélvete!

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Esta fue la canción que me explicaste que cantabas en una residencia de ancianos para hacerles felices. Una preciosa canción.  Hoy le he dicho unas frescas a uno a quien tú se las decías. Y va por ti!  

Adios amigo!

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  Qué diferentes que éramos! Qué diferentes eran nuestras ideas y creencias! Y cuanto nos respetábamos! Lo último que me escribiste hace sólo dos días fue: "Te llevo muy adentro". Estoy sin palabras.  Muchos te echaremos de menos. Ya nada será igual. Cuanto desearía encontrarme un día con Sanyi, con Tomae, con Stone, con Petalos de Rosa, con Guiri... Y hablar de ti y pensar en ti. Tu blog se ha quedado mudo. Tengo ganas de llorar, pero a la vez me siento bien por ti, porque siento que estás bien. Tenía la intención secreta de venir a Galicia, presentarme y saludarte. Tendrá que ser en el cielo. Una vez tocamos juntos en Roma; volveremos a tocar y a hacer música juntos. Ójala esto que escribo lo puedan leer tus asiduos del blog.  Un abrazo inmenso Suso!