Carta a un rehén



¡Estoy tan cansado de las polémicas, de los exclusivismos, de los fanatismos! Yo puedo entrar en tu casa sin tener que vestir un uniforme, sin verme obligado a recitar un Corán, sin tener que renunciar a nada de mi patria interior. A tu lado no tengo que disculparme, no tengo que defender, no tengo que probar; encuentro la paz... Por encima de mis torpes palabras, por encima de los razonamientos que pueden confundirme, tú, en mí, sólo tienes en cuenta al Hombre. En mí reconoces al embajador de creencias, de costumbres, de amores personales. Si difiero de ti, lejos de perjudicarte te enriquezco. Me haces preguntas como se pregunta al viajero.

Yo, como todos, necesito ser reconocido, contigo me siento limpio y por eso me dirijo a ti. Necesito ir a donde me sienta limpio. No han sido mis fórmulas ni mis andanzas las que te han permitido saber quién soy: ha sido el aceptar quién soy lo que, en todo caso, te ha hecho ser indulgente tanto con estas andanzas como con aquellas fórmulas. Te estoy agradecido por haberme admitido como soy. ¿Para qué necesito un amigo que me juzgue? Si acepto a un amigo que cojea en mi mesa, le ruego que se siente, no le pido que baile."

Éste es un fragmento de "Carta a un rehen" de Antoine de Saint-Exupery. Resume casi todo de mi forma de pensar. Y el resto del libro también. Quizá sea el libro que más veces he leído en mi vida. De hecho, es muy breve, pero en su brevedad lo dice todo. Gracias a este libro, mi vida es mejor. 
Este fragmento me recuerda a Suso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Adios amigo!

Prisciliano de Compostela

Qué es ser hereje?