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Aunque no hubiera cielo, yo te amara...

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¿Qué es un mes? La doceava parte del año. ¿Qué es un año? Apenas nada. Con suerte, quizá solo 1/80 parte de la vida. ¡Y parece tanto! Cualquier intervalo de tiempo es "nada". Y algunos nos parecen largos. Supongo que debemos estar programados para sentir que vivimos mucho tiempo, o que nos queda mucho tiempo por delante. Pero si pensamos en las proporciones, todo es poco. Y no pasa nada. Algunos creemos que no hay muerte. Y, si la hubiera, si nuestra fe no tuviera fundamentos, pienso que viviría como vivo. En este punto, y en otros, no estoy de acuerdo con San Pablo cuando dijo que, si no hay nada más, comamos y bebamos que mañana moriremos. Yo cómo y bebo y canto y me río y abrazo y juego... haya o no haya vida más allá de la vida. Y deseo con todas mis fuerzas hacer las cosas bien aunque no hubiera cielo; porque eso, el hacer las cosas bien, ya es un poco de cielo. Pues eso... Aunque no hubiera cielo, yo te amaría ...

ἀγάπη

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Me gusta decir muchas veces que el premio más grande que se puede recibir por haber producido o dirigido o realizado una película es la propia película; y lo digo de corazón. Ni dinero, ni estatuillas, ni fama, ni aplausos, ni audiencias, ni buenas críticas. El premio de hacer cine es el cine que se hace. Lo mismo se puede aplicar con casi todo. El premio por escribir una buena novela es la buena novela. El premio por cocinar un arroz magistral es el plato de arroz que te comes. El premio de componer una canción legendaria es la canción. Y finalmente se puede decir que ocurre lo mismo con el amor; con el amor en su máxima y concreta expresión, no estoy hablando únicamente de las relaciones sentimentales, que a menudo no pasan de ser un intercambio de intereses; me refiero al amor al cual los griegos llamaban   ἀγάπη    (ágape)   . El premio de amar es amar; y es esta la razón por la cual se ama, porque amar es lo más grande que nos puede pasar, no se puede pagar con ...

Esos ojos negros

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  Me gusta la gente desconocida que canta; y que además lo hace bien. Me gusta la sencillez, el corazón, la emoción. No me gusta la fama, ni el glamour, ni la gloria. No me gusta que se confunda el arte con el dinero, la belleza con la perfección. Me gusta la belleza de la imperfección. ¡Está canción me trae tan buenos recuerdos de una época loca de juventud a la cual no volvería pero que me alegra haber visitado! El mundo de los ricos está lleno de camisas de once varas, corpiños estrechos, necesidades insoportables que no son necesidades, apariencias que son rejas doradas. Me gusta lo humilde y me emociono hasta llorar.

De lo que están hechos los sueños...

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  La vida es un misterio que no tiene ni tendrá una explicación clara. Encontraremos la lógica que rige la química que la produce; pero no sabremos porqué tras esa química aparece, ni de que está hecha, ni que sostiene o que la sostiene, ni donde están los sueños, el amor, la luz, el arte. Gracias por los olivos delante del mar cuando los rayos del sol declinan con su color más hermoso.

Todo tiene sentido

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Abunda el escepticismo. Incluso en las personas creyentes abunda el escepticismo. Y no me refiero al escepticismo necesario en el método científico, sinó al escepticismo en la actitud vital. El escepticismo en el que hago incapié y que es perjudicial yo lo definiría como la actitud que nos mueve a desconfiar de la bondad de todo, a dudar de la existencia del misterio, o a no esperar en la ayuda del azar de la vida. Parece que la desconfianza en el azar de la vida sería lógica teniendo en cuenta que el mismo Cristo fue abandonado por Dios a una muerte de cruz. Si Dios no salvó a Jesús del dolor más terrible, ¿Por qué iba a hacerlo conmigo? Pero el caso es que Jesús aun y sabiendo o intuyendo cual sería su fin no dejó de creer ni de esperar, por lo menos mientras tuvo clara su mente. El dolor, la derrota, la muerte, la injusticia, el fracaso, el maltrato... Cualquier desventura que nos pueda suceder no es más poderosa que la esperanza, que la convicción absoluta de la presencia de un esp...

El monstruo

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En esta noche fría de viento gélido no puedo dejar de pensar en todos aquellos que duermen en los portales, en los cajeros, en diferentes rincones ocultos de las grandes ciudades, en los primeros contrafuertes de Montjuic, en naves abandonadas. Siento el frío de su cuerpo y el abandono de su ser. Me pregunto qué falla en todo esto que nos rodea para que tantas personas vivan atadas a este desprecio existencial. El monstruo que se alimenta de nuestro trabajo para engrosar sus arcas no reparte de forma justa los beneficios, y expulsa del corazón del sistema a los más débiles. La debilidad no viene únicamente de un cuerpo débil; puede venir de una mente frágil, diferente, excesivamente sensible, inadaptada o rota por la vida. El monstruo nos recuerda día tras día con el rugido de los coches en las autopistas y grandes avenidas, cuando por la mañana aun es oscuro, que la prioridad de este sistema no son las personas sino el beneficio económico.  

Los días de penumbra pasarán

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Dejas a Dios, pero él te sigue. Te caes. Miras hacia atrás. Ves una estela de oscuridad y luz. Vas hacia adelante. Persiste la oscuridad y la luz, como si el viento arrastrara las nubes y jugara con el Sol, los rayos y el paisaje. Una locura, un frenesí de claridad y negrura se suceden en una vida de locura. Se reciben miles de dones sin merecer ninguno. Te cansas, enfermas. Te caes del todo; casi te mueres; casi dejas de ser tú.  Sobrevives y vuelves a Dios. No eres el mismo, y el Dios al que vuelves no se puede describir ni acotar; pero ahí estás. Casi siempre brilla el Sol, casi nunca vuelve la oscuridad, y quizá ya nunca más lo haga. Se mantienen las canciones, la música, la poesía, la belleza, el dolor, el esfuerzo, la cruz, la lucha, la libertad. Y Dios siempre está aun cuando a veces no lo parezca. Sol sim mim En algún lugar debajo de tu piel, Sol Do Sol está Dios, búscalo, Do Re7 Sol mim no temas encontrarte, cara a cara con Él. Do Re7 Sol mim Atrévete, descubrirás que hay ...