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No tengo miedo

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No tengo miedo de este cielo azul ni de este Sol, ni de la piel, ni de los cabellos al viento, ni de todo aquello que has creado de cierta forma diseñada por ti para hacer esta existencia más bella. No tengo miedo de la arena bajo mis pies, de gritar, de cantar, de convertirme en pájaro y viajar un rato por el cielo para saborear la textura del mar y el silencio de las alturas. No tengo miedo de imaginar; tú me has dado la imaginación para que no me encierre en formas preestablecidas ni sea jamás esclavo de formas y estéticas que otros han decidido. No tengo miedo de la vida, hecha por ti tal como es, de forma directa o indirecta. No tengo miedo del mal, porque no pertenezco a él ni lo deseo. No tiengo miedo de la nada, porque por mucho que la he buscado no la encuentro. ¿Será que es nada?. No tengo miedo del deseo; el terciopelo de todo deseo está tejido por ti, y sólo me pides que no me empuje a hacer daño a nadie ni a dejar de percibir la dignidad de nadie. No tengo miedo de ser, po...

Somos todo oídos

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¿Cómo es llevar un mes muerto?  No hace mucho nos comunicábamos, debatíamos, nos reíamos, cantábamos, hablábamos de la muerte y de la vida, de la culpa y del perdón, de Dios y su inmensidad. Y ahora, tú ya lo debes saber todo. Conoces todos los secretos.  Quien mató a Kennedy. Cómo murió Marylin. Las diferentes especies de humanos que poblaron la tierra. Ya sabes quien soy y dónde coincidimos un día. Conoces todos tus pecados y los míos, también los que no percibías de vivo, y te has arrepentido de todos ellos. Sabes lo que es morir, las sensaciones del viaje, lo que se ve, lo que se escucha. Te has encontrado con familiares que nunca conociste de vivo. Has visto a mi padre, a mi primo, a amigos que tuve en mi juventud, y habeis charlado sobre mí. Se me hace curioso pensar que en el más allá hay gente que habla de mí. Ahora conoces lo que antes eran misterios. Pensar esto es extrañísimo, pero es real como la vida misma. También sabes que todo lo que siempre he escrito es lo qu...

Aunque no hubiera cielo, yo te amara...

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¿Qué es un mes? La doceava parte del año. ¿Qué es un año? Apenas nada. Con suerte, quizá solo 1/80 parte de la vida. ¡Y parece tanto! Cualquier intervalo de tiempo es "nada". Y algunos nos parecen largos. Supongo que debemos estar programados para sentir que vivimos mucho tiempo, o que nos queda mucho tiempo por delante. Pero si pensamos en las proporciones, todo es poco. Y no pasa nada. Algunos creemos que no hay muerte. Y, si la hubiera, si nuestra fe no tuviera fundamentos, pienso que viviría como vivo. En este punto, y en otros, no estoy de acuerdo con San Pablo cuando dijo que, si no hay nada más, comamos y bebamos que mañana moriremos. Yo cómo y bebo y canto y me río y abrazo y juego... haya o no haya vida más allá de la vida. Y deseo con todas mis fuerzas hacer las cosas bien aunque no hubiera cielo; porque eso, el hacer las cosas bien, ya es un poco de cielo. Pues eso... Aunque no hubiera cielo, yo te amaría ...

ἀγάπη

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Me gusta decir muchas veces que el premio más grande que se puede recibir por haber producido o dirigido o realizado una película es la propia película; y lo digo de corazón. Ni dinero, ni estatuillas, ni fama, ni aplausos, ni audiencias, ni buenas críticas. El premio de hacer cine es el cine que se hace. Lo mismo se puede aplicar con casi todo. El premio por escribir una buena novela es la buena novela. El premio por cocinar un arroz magistral es el plato de arroz que te comes. El premio de componer una canción legendaria es la canción. Y finalmente se puede decir que ocurre lo mismo con el amor; con el amor en su máxima y concreta expresión, no estoy hablando únicamente de las relaciones sentimentales, que a menudo no pasan de ser un intercambio de intereses; me refiero al amor al cual los griegos llamaban   ἀγάπη    (ágape)   . El premio de amar es amar; y es esta la razón por la cual se ama, porque amar es lo más grande que nos puede pasar, no se puede pagar con ...

Esos ojos negros

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  Me gusta la gente desconocida que canta; y que además lo hace bien. Me gusta la sencillez, el corazón, la emoción. No me gusta la fama, ni el glamour, ni la gloria. No me gusta que se confunda el arte con el dinero, la belleza con la perfección. Me gusta la belleza de la imperfección. ¡Está canción me trae tan buenos recuerdos de una época loca de juventud a la cual no volvería pero que me alegra haber visitado! El mundo de los ricos está lleno de camisas de once varas, corpiños estrechos, necesidades insoportables que no son necesidades, apariencias que son rejas doradas. Me gusta lo humilde y me emociono hasta llorar.

De lo que están hechos los sueños...

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  La vida es un misterio que no tiene ni tendrá una explicación clara. Encontraremos la lógica que rige la química que la produce; pero no sabremos porqué tras esa química aparece, ni de que está hecha, ni que sostiene o que la sostiene, ni donde están los sueños, el amor, la luz, el arte. Gracias por los olivos delante del mar cuando los rayos del sol declinan con su color más hermoso.

Todo tiene sentido

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Abunda el escepticismo. Incluso en las personas creyentes abunda el escepticismo. Y no me refiero al escepticismo necesario en el método científico, sinó al escepticismo en la actitud vital. El escepticismo en el que hago incapié y que es perjudicial yo lo definiría como la actitud que nos mueve a desconfiar de la bondad de todo, a dudar de la existencia del misterio, o a no esperar en la ayuda del azar de la vida. Parece que la desconfianza en el azar de la vida sería lógica teniendo en cuenta que el mismo Cristo fue abandonado por Dios a una muerte de cruz. Si Dios no salvó a Jesús del dolor más terrible, ¿Por qué iba a hacerlo conmigo? Pero el caso es que Jesús aun y sabiendo o intuyendo cual sería su fin no dejó de creer ni de esperar, por lo menos mientras tuvo clara su mente. El dolor, la derrota, la muerte, la injusticia, el fracaso, el maltrato... Cualquier desventura que nos pueda suceder no es más poderosa que la esperanza, que la convicción absoluta de la presencia de un esp...